Columna invitada: HISTORIAS EN EL METRO: ROCKDRIGO

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HISTORIAS EN EL METRO

ROCKDRIGO

Por Ricardo Burgos Orozco

 Miles de personas pasan por ahí todos los días. Van, vienen suben, bajan. Pocos se fijan en esa estatua casi pegada a una pared de la estación Balderas; tampoco observan la placa que está colocada a un lado. Algunos usuarios usan el lugar ahora como punto de encuentro al igual que los torniquetes o el reloj.

La escultura está dedicada al músico urbano Rodrigo Eduardo González Guzmán –mejor conocido como Rockdrigo. Falleció junto con su esposa durante el sismo del 19 de septiembre de 1985 en su departamento en la Colonia Juárez. Hace unos días, alguien colocó al pie de la efigie un sencillo adorno floral.

Pocos mexicanos identifican a Rockdrigo en este tiempo. Su estatua fue develada el 19 de septiembre de 2011 y es obra del escultor jalisciense Alfredo González Casanova, “Kasanovita”. El autor eternizó al artista con lentes oscuros y su guitarra.

Hace unos días vi a una chica joven parada junto a la escultura y le pregunté si sabía quién fue Rockdrigo. Me contestó que no; estaba ahí esperando a una persona para entregarle un pedido de cosméticos. Como vio que estaba tomando fotos se hizo a un lado muy respetuosamente.

Recuerdo el jueves 19 de septiembre de 1985 cuando escuché por primera vez del músico. No lo conocía, pero una compañera de trabajo, en el caos de ese día, me contó que una de las personas fallecidas había sido Rockdrigo. Supe después que él fue – y no Alex Lora, como pensaba hasta ese momento — el compositor de esa melodía que se oía mucho en aquel tiempo: Estación del Metro Balderas.

Rodrigo Eduardo González Guzmán nació en Tampico, Tamaulipas, pero llegó en 1975 al Distrito Federal y se convirtió rápidamente en un chilango más. Es autor de otras canciones muy populares, que a lo mejor no sabemos son de él, como Vieja Ciudad de Hierro, Aventuras en el Distrito Federal y No tengo tiempo de cambiar mi vida.

A principios de los años ochenta inició presentaciones alternando con Javier Bátiz en un lugar de la Glorieta de Insurgentes llamado Wendy’s Pub; de aquellos cafés cantantes que eran muy populares en la época. Es contemporáneo de otros músicos urbanos como Jaime López, Rafael Catana, Roberto González y Alan Derbez.

El escritor José Agustín, autor de Ciudades Desiertas y El Rock de la Cárcel, entre otras, escribió alguna vez sobre Rockdrigo que era un gran talento musical para retratar nuestra realidad, a la altura de José Alfredo Jiménez y Chava Flores.

Alex Lora y su grupo El Tri hicieron un arreglo de la canción Estación del Metro Balderas, que nunca le gustó a Rockdrigo porque le cambiaron el sentido a la melodía. En la original, un joven pierde a su novia en las multitudes del Metro mientras en la versión posterior, la muchacha se vuelve prostituta.

Rockdrigo murió a los 35 años de edad, horas después de tocar en la fiesta del primer aniversario del periódico La Jornada. Mi amiga periodista Laura Adela Pérez González me habló por primera vez de él porque ella estuvo en ese concierto y lo conoció. Estaba muy impactada en aquel entonces. Laura Adela falleció de leucemia apenas hace unos meses.

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