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La parte afectada -la familia- por el accidente donde perdió la vida la jovencita Lilí, acusa que el alcalde de Toluca, Ricardo Moreno Bastida, nunca ha hablado con ella sobre el suceso, ni las implicaciones que esto ha generado en la familia. Ricardo Moreno asegura que se les ha dado acompañamiento y atención especializada en todo momento.

Y es cierto, ambos tienen razón en sus dichos. La primera, porque nunca recibió la visita solidaria de quien dirige las riendas del gobierno municipal y, por ende, el control de los cuerpos policiacos; entonces, por solidaridad con los padres de Lilí debió de apersonarse.

También Ricardo tiene razón cuando señala que desde el primer momento se les brindó atención a través de diversas direcciones y dependencias, las cuales se han apersonado en el domicilio familiar y les han dado las “facilidades” para seguir el caso, incluso quien manejaba la patrulla en este momento ya fue presentado ante las autoridades correspondientes.

Cuando la vida de una jovencita que va iniciando sus sueños, anhelos y ambiciones se ve truncada por la negligencia de quienes son garantes de mantener el orden (cuerpos de seguridad) la rabia y el dolor es mucho mayor y eso debería de entenderlo Ricardo Moreno Bastida, buscando ser empático con el dolor de los padres de Lilí, quienes han de estar viviendo una de las penas más grandes de su vida.

Entendemos que Ricardo Moreno no tiene la menor intención de presentarse en un lugar donde sólo recriminaciones va a recibir, es poco tolerante a ataques, pero en su condición de alcalde de todos los que vivimos en Toluca, debería de aprender a comer sapos sin hacer gestos y acercarse a los familiares, eso por lo menos calmaría en poco la ira contenida.