Como digo una cosa, digo la otra

Por Luis Sunderland Méndez

X@LouSunderland

8 de agosto de 2025

Atrapada entre el presidente de la nación más poderosa de la tierra, un populista de derecha, que de política no sabe nada, multimillonario, su fortuna la hizo en bienes raíces y vivió entre los faroles del espectáculo; acostumbrado a mentir y avasallar a quien se le ponga enfrente, egocéntrico y con un resentimiento desmedido, sin sensibilidad alguna y sin empatía por los demás.

La otra pinza de la tenaza para ella es el macuspano, su padre político y mentor; quitando lo de la derecha y que está en un simulado retiro, hizo su fortuna extorsionando a las autoridades, organizando redes de corrupción en el gobierno de la capital y después en el federal, pero con las mismas características de personalidad del anterior, y con un elemento extra: una falta de preparación e ignorancia que vive en la improvisación, ¡y así nos ha ido en México!

López Obrador no fue presidente de México, fue un embustero corrupto, inconsecuente, abyecto y denigrante, y permitió que su círculo cercano lo emulara, empezando por su familia. Pisoteó la soberanía nacional entregando el poder, no solo a los cárteles, sino que para eternizar a su movimiento, empoderó a las fuerzas armadas y las convirtió en administradores de aduanas, puertos, aeródromos, constructores, hoteleros, institucionalizó el huachicol ayudado por la corrupción que hay en ambos lados de la frontera.

López dinamitó a los Poderes de la Unión, entronizándose él –ahora, utilizando a Sheinbaum-, como “emperador” de México. Ahora desde el despacho presidencial, se rigen los destinos de todo, incluyendo a los órganos electorales; la reforma electoral solo es para asegurar que su 4t, permanezca tres o cuatro periodos consecutivos.

La señora que atiende en Palacio Nacional, vive -obligada por sus circunstancias-, en una dinámica bipolar de comunicación política y social, que recuerda al personaje la Chimoltrufia, que decía: “Como digo una cosa, digo la otra”. Ella tiene que hablar en tres pistas diferentes: una para Trump, otra para López y sus seguidores, y otra para los inversionistas nacionales y del exterior.

En ocasiones, se expresa como una ferviente fanática de la 4t, no le importó acabar con el Poder Judicial y no se sale del guión que Jesús Ramírez Cuevas le transmite; en otras pareciera decidida a dar un golpe de timón en las acciones que Omar García Harfuch ha emprendido, obligada por ya saben quién.

En uno de sus “shows” matutinos, una reportera del diario Reforma le preguntó sobre la publicación de The Wall Street Journal acerca de la fuga del chino traficante de fentanilo que estaba, por cierto, custodiado por la Guardia Nacional y la cuestionó sobre si ya tenía un deslinde de responsabilidad y si Estados Unidos presentó algún reclamo.

La comunicadora añadió que si los asesinatos del delegado de la Fiscalía General de la República en Tamaulipas y del líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) en Quintana Roo, los cuerpos encontrados en Veracruz o los 32 cadáveres de la fosa hallada en Irapuato, incidían en el acuerdo de seguridad con el gobierno de nuestros vecinos.

Sheinbaum, con expresión de hartazgo, se limitó a decir que hay un acuerdo de cooperación y colaboración, y recurrió a envolverse en la bandera de la soberanía, y dijo que los mexicanos tomamos las decisiones y con los norteamericanos solo cooperamos y colaboramos, pero todo con respeto a la soberanía. Dijo que hay una estrategia de seguridad que se trabaja todos los días.

La reportera insistió en si estos terribles sucesos no encarecían la negociación, y ella solo se limitó a preguntar, ¿Por qué? Y en esas estaban, cuando al fondo del salón Tesorería se escuchó una voz que abonó: que si los gringos pudieran incursionar en territorio nacional, y ella respondió que ya había dicho hace tiempo que Trump le ofreció que su personal militar podría ayudarle en el combate, y que ella se negó rotundamente a eso, como si le importara a Trump que siempre hace lo que le da la gana.