No es solo que su historial de 11 derrotas por solo dos triunfos lo avale como el presidente del PRI nacional más perdedor, Alejandro Moreno “Alito” ha demostrado ser el peor enemigo del tricolor a lo largo de su periodo y hoy podría consumar su obra si da la espalda a Beatriz Paredes para apoyar a Xóchitl Gálvez
J. Israel Martínez Macedo / @Mega_IsraelMtz
Rafael Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” renunció (bueno, oficialmente pidió licencia) a su cargo como gobernador constitucional de Campeche el 13 de junio de 2019 ¿qué podría ser mejor que ser gobernador de tu estado natal? Ser el presidente nacional del PRI a partir de agosto de ese mismo año. Obtuvo el cargo con 1 millón 603 mil 705 votos (1 millón 233 mil 506 votos menos que los obtuvo Alejandra del Moral en la pasada elección a gobernadora) y en medio de acusaciones sobre compra de apoyos.
Durante el proceso priísta no faltaron los señalamientos por la cercanía de Alejandro Moreno con Andrés Manuel López Obrador, al grado tal que en algunos comentarios y columnas se le llegó a denominar “Amlito”; pese a ello algunos militantes tricolores lo consideraron más una ventaja que un problema pensando en evitar que el impulso presidencial los llevara a donde están justo ahora.
Es cierto que en 2018 el priísmo nacional sufrió un fuerte golpe con la derrota en las urnas presidenciales, Morena, o mejor dicho, López Obrador se presentó como una aplanadora y lo hizo metiéndole mucho miedo a los tricolores que rápidamente se replegaron para tratar de nao ser visibles a los ojos del mandatario que, en ese momento, se observaba furioso, vengativo, implacable e impredecible, una mezcla muy explosiva.
Para terminar de sembrar el terror entre sus adversarios, Rosario Robles Berlanga fue encarcelada el 13 de agosto de 2019 utilizando, después se supo, estrategias legales muy poco legales como la falsificación de documentación que el juez de control Jesús Delgadillo Padierna, sobrino de Dolores Padierna, dio por válida. El encarcelamiento de quien en algún momento fuera una cercana aliada del Presidente aplacó cualquier ánimo de rebeldía de cualquier opositor.
Al momento en que Alejandro Moreno asumiera como presidente nacional del PRI, el tricolor había perdido la Presidencia de la República y se había convertido en minoría en la Cámara de Diputados y en la de Senadores pero gobernaba en más de 12 entidades, poco más de un tercio del país. Al día de hoy y tras la derrota en el Estado de México, el priismo ha perdido, bajó el liderazgo de “Alito”, 11 gubernaturas, ha recuperado una (Durango) y mantenido otra (Coahuila), para dejar su récord en 11 derrotas por dos victorias; ni los Texans de Houston en la NFL o el Mazatlán FC tuvieron una racha tan mala… bueno, quizás Mazatlán sí tenga peores resultados pero por muy poquito.
Pese a todo, bajo el argumento de no entorpecer los trabajos de la elección mexiquense y prácticamente a regañadientes, el 8 de mayo pasado los priístas le dieron un voto de confianza a su campechano líder y aprobaron mantenerlo al frente del tricolor nacional hasta 2024, lo que le permitirá no solo tener “mano” en la decisión de candidatos del tricolor a las senadurías, diputaciones federales y quizás hasta las estatales; también le garantizará encabezar la lista de plurinominales de su partido para las senadurías y con ello un puesto con muy buena paga por seis años más para un retiro “tranquilo”.
La prórroga tampoco estuvo exenta de controversias: los estatutos priístas permitían que su presidente se mantuviera en el cargo solo si el mecanismo interno de renovación de dirigencia concurría con un proceso electoral nacional; en diciembre de 2022, se modificó el estatuto para agregar la posibilidad de una extensión de hasta 90 días hábiles previos a los comicios nacionales. Dado que el periodo de “Alito” Moreno concluía el pasado 18 de agosto y que el proceso para elegir presidente comienza oficialmente el 1 de septiembre, la modificación estatutaria beneficiaría a su líder.
No obstante, había un problema ya que este tipo de modificaciones no deberían aplicarse para favorecer a los presidentes en funciones sino que deberían entrar en vigor hasta los sucesores, no obstante la medida se ejecutó y, en tribunales, Moreno Cárdenas logró que se validara que el cambio a los estatutos se aplicara desde su propia presidencia con lo que logró mantenerse al frente del partido pese a los reclamos de personajes como Dulce María Sauri, Miguel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu (estos dos ya fuera del partido) y la propia Beatriz Paredes, a quien pareciera que “Alito” piensa “devolverle el favor” este día al retirarle el apoyo del partido en sus aspiraciones presidenciales.
Pero el sello de la derrota no ha sido tan dañino para “Alito” a final de cuentas, presuntas negociaciones entre los exgobernadores priístas derrotados entre 2019 y 2023 y el gobierno federal, les han permitido asumir cargos en el servicio exterior (embajadas y consulados) lo que se ha interpretado como premios por entregar sus entidades, argumento que el Moreno Cárdenas ha podido usar a su favor para eximirse de las derrotas y acusar traiciones de los exmandatarios.
No obstante, entre ese mar revuelto, ha logrado hacerse de las dirigencias estatales a través de incrustar en ellas a dirigentes afines a él y generando la división entre los grupos locales para hacerse una parte de las militancias, la suficientes para mantener algo de control en las entidades y construir su propia estructura. Algo similar a lo que estamos viendo que ocurre en el territorio mexiquense.
Aquí, ya hay un grupo de priístas que buscan hacerle el juego a su líder nacional y preparan la andanada para apoderarse del partido apenas haya transcurrido el primer minuto sin que un priísta encabece la gubernatura estatal, esperan que se configure el vacío de poder y liderazgo que durante 94 años se había depositado en el mandatario en turno para actuar y buscar la “renovación” del partido; claro está que, de por medio, se encuentran las nominaciones y selección de candidatos para el proceso de 2024, la carta de negociación con la que “Alito” juega para “motivar” a quienes de otra manera no tendrían mayor oportunidad de participación.
Así, en medio de una pugna interna en el Estado de México por mantener el control de una plaza que se perdió pero que en la realidad no menguó el nivel de votos que había obtenido en elecciones anteriores, lo que representa un gran botín de guerra para el alicaído líder nacional tricolor, Moreno hará un anuncio este día y aunque no hay certeza de qué tratará, se espera que se trate de una puñalada por la espalda a Beatriz Paredes advirtiendo que el PRI apoyará a Xóchitl Gálvez como su candidata para la Presidencia de la República, sacando de la jugada a la tlaxcalteca.
En el Edoméx, “Alito” busca obtener la mayor cantidad de votos posibles de lo que sea que quede del PRI, de no mantener para sí mismo este apoyo en las urnas, el tricolor podría convertirse en cuarta o hasta quinta fuerza después del proceso electoral de 2024 y entonces sí, entregar a su sucesor un partido en verdaderas ruinas, peor a lo que ocurrió en 2006 cuando el PRI se volvió tercera fuerza tras la derrota de Roberto Madrazo en las urnas.
Alejandra del Moral: Los partidos de la alianza le incumplieron el 4 de junio
5 junio, 2023
Alejandro Moreno se convertirá, si no es que ya lo es, en el líder nacional más perdedor de la historia del priísmo; pese a ello, logrará mantener el respaldo necesario para llegar a 2024 con la posibilidad de asegurarse, a sí mismo, una posición plurinominal del Senado y ejercer el suficiente control al interior del partido para seguir negociando dádivas y beneficios durante ese tiempo. El priísmo mexiquense es el único obstáculo que le impediría salirse con la suya pero, para eso, los locales deberán asumir una posición más agresiva que no solo busque defender su plaza sino retirar al campechano, de una vez por todas, de la cabeza del tricolor, misión difícil en el contexto pero aún posible en el tiempo.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado
Facebook Comments