A la psicopatología le falta la posibilidad de experimentar los componentes emocionales de la conducta personal e interpersonal; mimetiza la personalidad humana, sin poderla sentir realmente

Alma R. Bernal Trujillo / @AlmaBer03976513 Cleckley ha delineado los rasgos que considera más representativos del trastorno: encanto externo y notable inteligencia; inexistencia de alucinaciones y de otras manifestaciones del pensamiento irracional; ausente de “nerviosismo” o manifestaciones neuróticas; falta de confiabilidad; falta de sentimientos de culpabilidad y de vergüenza; conducta antisocial, sin aparente remordimiento. A la psicopatología le falta la posibilidad de experimentar los componentes emocionales de la conducta personal e interpersonal; mimetiza la personalidad humana, sin poderla sentir realmente. Algunos autores han descrito al psicópata como una persona insensible, emocionalmente inmadura, desdoblada y carente de real profundidad. Sus reacciones emotivas son simples y casi animales, y solamente surgen en él tras una frustración o en una situación incómoda. Es capaz de simular estos estados emocionales y estos afectos cuando creen que levan ayudar a obtener lo que desea de los demás. No experimenta la ansiedad o el miedo, si bien puede reaccionar de modo parecido, cuando su bienestar inmediato se ve amenazado. Sus relaciones en general son superfluas, pero exigentes y complicadas. Estos son los 10 rasgos más significativos:
  1. No saber aprovechar las enseñanzas de la experiencia pasada.
  2. Falta de un sentido de la propia responsabilidad.
  3. Incapacidad para establecer relaciones interpersonales.
  4. Fallos en el control de impulsos.
  5. Fallos en el sentido moral.
  6. Actitud crónica o repetitiva antisocial.
  7. Ineficiencia de los castigos para hacerles cambiar de conducta.
  8. Inmadurez emocional.
  9. Incapacidad para experimentar para sentir culpabilidad.
  10. Egocentrismo.
Podemos descubrir, que la tendencia de los psicópatas a no aceptar las normas y los reglamentos comúnmente aceptados se refleja en un pensamiento divergente. En general los psicópatas son más inteligentes que la población normal, por lo menos como los expresan los test de inteligencia. Los investigadores han afirmado que la estimulación tiene dos principales efectos sobre el individuo. El primero sería el papel desempeñado por el estímulo como señal indicadora para el gobierno y la regulación del comportamiento; efecto ampliamente tributario del aprendizaje y de la experiencia. El segundo sería el argumento del nivel individual de activación o arousal. El arousal puede ser definido como una dimensión representativa del estado fisiológico y psicológico del organismo. Su nivel inferior corresponde al sueño profundo, completamente inconsciente y a un grado muy bajo de actividad fisiológica. Casi todos los intentos que se han hecho para explicar la conducta psicópata en términos de la teoría del aprendizaje, se han basado en una de estas hipótesis generales: la psicopatología es un producto de una especial combinación de experiencias anteriormente aprendidas; o bien, la psicopatología es consecuencia de una incapacidad para aprender ciertas formas de conductas necesarias para una actuación eficaz en lo social. Según Eysenck, el psicópata es un extraviado y por ello tiene un sistema nervioso predispuesto a un rápido desarrollo de sus potenciales inhibidores corticales, a causa de lo cual le cuesta mucho adquirir respuestas condicionadas y una vez adquiridas, las elimina con mucha facilidad; además menciona que la deficiente socialización del psicópata es efecto de su escasa capacidad de condicionamiento. Otros investigadores han creído que la principal diferencia entre los psicópatas y las demás personas reside en la dificultad con que aquellos adquieren 1) Respuestas al miedo, condicionadas al modo clásico y 2) Respuestas que parecen obtenidas por el miedo y la ansiedad.

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