La inevitable vejez y el reto del envejecimiento saludable

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Orlando Linares López

La población mexicana en edad de vejez crece a un ritmo más acelerado que en otros momentos de la historia, actualmente el porcentaje de personas mayores es más del doble del que había hace 50 años.

Los principales factores que han contribuido al incremento de este índice son el descenso del número de nacimientos y el aumento de la esperanza de vida.

Cabe señalar la distinción que hace la gerontología (disciplina científica que estudia el envejecimiento bajo la perspectiva biológica, psicológica y social) entre envejecimiento y vejez: el envejecimiento es un proceso que inicia desde el nacimiento y termina con la muerte. La vejez es una etapa de vida que comienza a los 60 años y es justo esta edad la establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para considerar que una persona es adulta mayor.

Este fenómeno de vida empezó a llamar la atención de las políticas gubernamentales y los organismos mundiales hace 41 años cuando la Asamblea General de la ONU estableció el Primer Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento.

A partir de ello se generó el concepto de envejecimiento saludable, consistente en procesos para fomentar y mantener la capacidad funcional que permitan el bienestar en la vejez, es decir, hacer todo lo posible para que las personas mantengan sus cualidades de ser y hacer lo que para ellas es importante.

Dentro de los retos de las políticas públicas para aminorar enfermedades crónicas, mejorar el funcionamiento y la calidad de vida de las personas, en diciembre del 2020, la ONU declaró la Década del Envejecimiento Saludable 2021-2030, como la principal estrategia para construir una sociedad para todas las edades.

Se trata de una iniciativa para sumar esfuerzos de gobiernos, sociedad civil, organismos internacionales, profesionales, instituciones educativas, expertos del mundo académico, medios de comunicación y el sector privado, orientados a mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y sus comunidades.

Bajo cuatro ejes de acción, la Década del Envejecimiento Saludable, busca generar una nueva visión sobre esta inevitable condición de vida, sobre todo en personas que a partir de este decenio están llegando a 50 años de edad o más y, lamentablemente, muchas de ellas lo hacen con afectaciones de salud, principalmente por enfermedades crónicas.

Desde 2021, dicha estrategia mundial para atender el envejecimiento saludable se esfuerza para: 1) Cambiar la forma en que pensamos, sentimos y actuamos respecto de la edad y el envejecimiento, esto implica dejar de fomentar estereotipos, eliminar prejuicios y sin discriminar. 2) Asegurar que las comunidades fomenten las capacidades de las personas mayores, para ello los entornos físicos, sociales y económicos, ya sea rurales o urbanos, son determinantes pues es ahí donde se crece, se vive, se trabaja y se envejece. 3) Ofrecer atención integral y servicios de salud de buena calidad que respondan a las necesidades de las personas mayores y brinden seguimiento. Y, 4) Proporcionar acceso a la atención a largo plazo para las personas mayores que lo necesiten a fin de mantener su capacidad funcional, garantizar los derechos humanos básicos y que vivan con dignidad.

Como parte de la Década del Envejecimiento Saludable 2021-2030 se desarrolló la plataforma https://www.decadeofhealthyageing.org/es, donde las personas interesadas pueden buscar y encontrar recursos para aprender, conectar con otras personas, escuchar historias y que su voz pueda ser escuchada, innovar y encontrar soluciones, obtener apoyo práctico, entre otros elementos valiosos, sobre todo para quienes a final de esta década formarán parte del mayor número adultos mayores de la historia.

El camino hacia la vejez debe ser un sinónimo de atención, prevención, hábitos saludables a lo largo del curso de vida.

En ese proceso es necesario fomentar la interacción entre generaciones a fin de contribuir a una vida saludable en todas las edades, desde la niñez, la adolescencia, la juventud y la adultez, que ayude a mantener las capacidades, prevenir y retrasar la aparición de enfermedades, así como retardar la discapacidad y dependencia en edades avanzadas.

Y mejor aún, considerando que la edad no implica barreras, aprovechar las oportunidades que las personas en edad de vejez pueden tener para concluir con proyectos pospuestos como concluir estudios, iniciar una nueva profesión, retomar antiguas aficiones o contribuir de muchos modos a sus familias y comunidades.

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