Psicólogo Luis Jaime Sunderland López

Psic.luissunderland@gmail.com

 

La ira es un proceso de dos pasos, habitualmente comienza con el estrés y la experiencia subjetiva de excitación que genera el estrés de cualquier clase. Si nos fijamos, antes de cualquier respuesta airada, nos hemos notado tensos o incluso ansiosos. El primer paso de creación de la ira culmina en el momento que dentro de nuestro proceso de estrés decidimos salir adelante y acabar con la tensión. Por ello vemos que el estrés no es causa suficiente para la ira ya que para salir adelante y descargar nuestro estrés podemos, llorar, relajarnos, hacer ejercicio, escuchar música, mirar de solucionar nuestros problemas… o por el otro lado bloquearnos y descargar el dolor mediante la ira.

En el segundo paso en la producción de la ira no nos basta con tener todo ese estrés y tensión que necesitamos sacar, para ello necesitamos un disparador, por lo que nos centramos en los procesos mentales activadores que convierten el estrés en un afecto hostil.

Pensamientos culpabilizadores: En este tipo de pensamientos activadores la persona se siente o se ha sentido dañada por otra persona a la que considera culpable o responsable del daño recibido. Son pensamientos del tipo «tú me has hecho___» o «por tu culpa me ha pasado____»

Pensamientos de deberías: Estos pensamientos activadores vienen marcados por una serie de creencias por parte de la persona sobre cómo se debe comportar la gente según una serie de valores rígidos e inflexibles. La implicación es que la persona sabe o debería saber cómo actuar correctamente, y no lo ha hecho de esta manera. Son pensamientos del tipo “No deberías haber actuado de esta manera” “deberías saber que” “tendrías que haber hecho”

Ciclos de la ira:

El ciclo de la ira puede comenzar de dos modos que se retroalimentan entre sí:

  1. Desde la excitación y el estrés voy a los pensamientos activadores
  2. Pensamientos activadores me estresan y sobre activan

El ciclo excitación y estrés seguido de pensamientos activadores suele ser el más frecuente y con el que muchas veces podemos decir que una tercera persona «acaba pagando los platos rotos» ya que es el objetivo de nuestra ira cuando en realidad ha sido otra persona o situación la responsable directa de mi estrés y tensión.  Pero de todas formas también es posible que el precursor sean mis pensamientos activadores, tanto de culpa como los debería, que me empiezan a tensionar y esta tensión todavía les da más fuerza a mis pensamientos por lo que se genera el efecto de auto calentarse y tensarse hasta que se acaba explotando en una reacción de ira.

Cómo controlar la ira

Para aprender a controlar la ira no hemos de fijar en su proceso de creación. Hemos visto que existen dos elementos claves, por un lado, el estrés o tensión y por el otro esos pensamientos activadores de carácter rígido culpabilizadores y de deberías.  Por lo tanto, si podemos controlar cualquiera de estos dos catalizadores nuestro nivel de ira descenderá considerablemente.

Recursos a emplear:

  • Llorar y gritar
  • Hacer ejercicio
  • Escribir
  • Ejercicios de relajación
  • Sexualidad
  • Humor
  • Verbalizar nuestro dolor
  • Socializar
  • Descansar

En algunas circunstancias es necesario y muy recomendable buscar ayuda profesional. Un psicólogo especialista le podrá ayudar a mejorar sus recursos para el manejo de la tensión y el estrés, dándole importancia a la inteligencia emocional y a la validación personal de las emociones.

Psicólogo Luis Jaime Sunderland López

Psic.luissunderland@gmail.com

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