Sheinbaum sigue el guion al pie de la letra
Luis Sunderland Méndez
X@LouSunderland
11 de octubre de 2024
Al expresidente López nunca le interesaron en lo más mínimo los problemas nacionales, tanto los que ha enfrentado México como nación, como los que diariamente viven los mexicanos que salen de su casa por la mañana y no saben si lograrán ganar el sustento diario familiar, o peor, regresar a casa a salvo.
Más aún, de una manera perversa dejó a cargo de su obsesión esquizofrénica de destrucción, a una mujer que todos los días se encarga de darnos señales de que todos estamos en un grave peligro de convertirnos en ciudadanos de un país, donde el Estado tenga en su puño a la sociedad, apoyado de las fuerzas armadas constitucionales y las del crimen organizado. La violencia sanguinaria cada día está peor y la sociedad empieza a acostumbrarse a ello.
Ahora tenemos a la señora Sheinbaum como presidente, y como dicen por ahí, esto es el mismo infierno, con diferente diablo. Las señales son muy claras, aunque a veces dice algo que da a entender que habría un cambio de política, la verdad es que no es así, Sheinbaum lo anunció desde su campaña y nunca los votantes lo escucharon.
El estilo de AMLO era como más tolerante y hasta dejaba que los reporteros en su mañanera le preguntaran y comentaran sobre muchos temas, y casi nunca perdía la sonrisa, desagradable, pero sonreía.
Ella es de cara dura, burlona, déspota, proyecta una gran soberbia, muy prepotente y arrogante, y no permite que nadie la interrumpa ni la contradiga en nada. Lo peor de todo es que esa soberbia y falsedad se ha generalizado en los dirigentes morenos, sobre todo en el Congreso con Monreal y con Noroña que no se apartarán de las órdenes de López Obrador ni una coma.
La presidente quiere dar la impresión de que tiene todo planeado, pero casi siempre se nota la improvisación, el que planeó todo fue su jefe y lo hizo desde hace ya varios años. Por ese motivo da la percepción de que sus mañaneras las toma a la ligera y que ve a su público muy por debajo de su altura. Ella está convencida de que su movimiento ha hecho todo bien, han ganado lo que les da la gana, no les importa si esto fue en forma legal o ilegal, solo los resultados cuentan, ¿por qué tendría que cambiar de estrategia?
Con un descaro que da miedo sigue: la Reforma Judicial, tirar dinero en Pemex y en la CFE, desmantelar los organismos autónomos, como un mandato de los 36 millones de mexicanos que votaron por Morena, pero eso es una mentira, sus votantes solo lo hicieron para que ella fuera la presidente y no para que la venganza de López Obrador se consumara.
Anuncia que López dejó al país con unas finanzas sanas y que por eso no tendrá ningún problema de no solo continuar, sino de aumentar los programas sociales, terminar la refinería de Dos Bocas, concluir el Tren Maya, ampliar el AICM, construir cuatro líneas más de trenes de pasajeros y de carga, finalizar el Transístmico y algunas otras más.
Lo que no se ve es de dónde sacará los miles de millones de pesos que se requiere para todo esto, cuando la chequera de Palacio está vacía. El déficit que le hereda López es enorme y eso la gente no lo ve por ahora, pero sí lo hará y lo sufriremos lamentablemente todos dentro de poco tiempo. Sus proyecciones económicas se ven muy lejos de la realidad.
El huracán Milton (que pudo desbaratar la península de Yucatán y que afortunadamente no pasó, después se fue contra Tampa Florida, en los Estados Unidos), es nada comparado con el que se desataría cuando la Corte se pronunciara por la inconstitucional de la Reforma Judicial. Ojalá que los togados, si van a dictaminar la inconstitucionalidad de la Reforma, que equivale a una sentencia de muerte de la democracia, no les tome mucho tiempo, más vale una colorada que cien descoloridas, si va a haber confrontación con los otros dos Poderes, lo que sea que suene. O bien, que revelen sus cartas. Ya en el Congreso aprobaron las leyes secundarias.
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