Cultura Impar: Solo dos presidentes han atentado contra el Poder Judicial

José Manuel Rueda Smithers

Te distinguías entre los tuyos por traer un pañuelo ceñido a tu frente

que utilizabas como símbolo de sol naciente en luchar por el derecho de tus iguales

y tener un México independiente.

Poema a José María Morelos, de Leobardo Cruz Magariño

Buscando dentro de la historia de México, la Cultura Impar encontró solo dos registros de que algún presidente mexicano entrara en conflicto directo con el Poder Judicial. Ernesto Zedillo y Andrés López Obrador han atentado contra ese otro poder constitucional de la federación.

A ver si al ir por partes, el sr. López, desde su palacio y sus asesores que poco le deben aportar ante su creciente radicalismo y necedad por ser el portador de la única verdad que se vive, captan su error:

Durante el siglo XIX, José María Morelos y Pavón fue uno de los principales actores para que la Constitución de Apatzingán se concretara, y fue idea suya –tal vez teniendo como base las constituciones de Cádiz, la de Estados Unidos y la de Francia de 1791- que pensó en la división de poderes, de tal forma que se evitara la concentración en una sola persona y con ello, la mala conducción del gobierno.
Fue el 22 de octubre de 1814, en Apatzingán, cuando el Congreso promulgó el “Decreto constitucional para la libertad de la América mexicana, sancionado en Apatzingán a 22 de octubre de 1814“.
Esto quiere decir que hace más de 200 años se decidió que la soberanía reside originariamente en el pueblo, y su ejercicio en la representación nacional bajo la forma que decida la constitución.
Dice ese decreto constitucional que los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, no deben ejercerse ni por una sola persona, ni por una sola corporación. Esto se estableció formalmente en la Constitución de 1824.
Aunque Morelos y Pavón colaboró en la corrección y extensión de artículos, la constitución nunca pudo ser aplicada, pues la independencia concluyó hasta el 20 de septiembre de 1821.
José María Morelos y Pavón, el inspirador del movimiento constitucionalista, fue capturado y fusilado el 22 de diciembre de 1815. Eso no detuvo que se reconociera a México como un país libre.
Para ser más actuales, la división de poderes en México se establece en el artículo 49 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos promulgada en 1917 (hace 106 años, sr. López).
El 31 de diciembre de 1994, Ernesto Zedillo, con tan solo unos días en el poder, dio una primera sacudida al Poder Judicial, al publicar la ley que marcó la dimisión de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación:

“…Los actuales ministros concluirán sus funciones a la entrada en vigor del presente Decreto”, se lee en la publicación del Diario Oficial de la Federación.

Otro de los cambios de la reforma de Zedillo fue reducir de 26 a 11 el número de ministros al frente de la SCJN, y marcar un tiempo específico en cuanto a la duración de los cargos que ocupan.

Y ya en los tiempos de la 4t al frente de los destinos nacionales, el gobierno federal -desde el púlpito mañanero del Palacio Nacional-, mantiene un discurso de odio contra la corte, sin importar los temas y siempre con un pretexto.

Que si ganan más que él; que no acatará lo que le digan; que no le gusta pensar que la ley es la ley, etc. etc.

Así es que, sr. López, no crea nada más en sus otros datos, no se crea portador de la verdad absoluta, pues no puede someter a otro poder, ni borrar la historia del país a su antojo.

A decir del profesor de Derecho Constitucional en la UNAM, Francisco Burgoa, el discurso de odio “se ha comenzado a replicar en el interior del país y en la capital por funcionarios, legisladores y seguidores del presidente, cuando lo único que han hecho los ministros es defender la Constitución, haciendo uso de las facultades que les confiere para hacer frente a actos de autoridad que no se encuentran de conformidad con el marco legal vigente”.

En pocas palabras, Morena no está interesado en mejorar o fortalecer el sistema de impartición de justicia; “lo que quieren es tener un poder judicial a modo”.

Sólo por redondear: entre Morelos y Pavón, el constructor y el Ejecutivo actual no sólo hay distancia cronológica. También en estatura republicana. Dos extremos. La historia tiene al primero como héroe fundador… no parece que será el destino del que, habitando el Palacio Nacional, rompe el equilibrio en favor de la autocracia.

Y la Cultura Impar concluye esta lectura con otra parte de ese bello poema a Morelos y Pavón:

En Chilpancingo bajo tus indicaciones, se formó el Congreso de Anáhuac,

cuna de una ley suprema, única para toda la nación…