Luis Sunderland Méndez 9prensahoy@gmail.com X@LouSunderland

15 de noviembre de 2024

Parece que la presidenta Sheinbaum no se ha dado cuenta de lo que se nos aproxima, no solo a ella, sino al país entero, con la llegada de Trump a la Casa Blanca. El tsunami naranja lo anunció hasta el cansancio durante su campaña, y ella solo se concretó a decir que ya se va a establecer contacto con el equipo de transición del próximo presidente estadounidense para trabajar bilateralmente, en un marco de respeto a la soberanía nacional, y que no habrá sumisión, sino cooperación. Sheinbaum luce confiada en la capacidad de Ebrard y de su canciller Juan Ramón de la Fuente. El mismo secretario de economía, Marcelo Ebrard, dice que solo se necesita sangre fría e inteligencia para manejar las amenazas de Trump y añade que México también le puede poner aranceles a los productos que importamos de los Estados Unidos. Seguramente los tres confían que al final de cuentas, el que realmente manda en México -que ahora despacha en Palenque-, a pesar de que presumió su amistad con Trump durante seis años, se tuvo que doblar y puso a casi 30 mil guardias nacionales en la frontera para frenar a los migrantes, todo esto, en medio de las burlas del mismo Trump. Lo malo es que ninguno de ellos parece darse cuenta de que aquel Trump de hace ocho años y el que llega ahora, son muy distintos. El actual trae un ánimo recargado, una mentalidad arrolladora, con deseos de revancha y con objetivos de mucho más alcance e impacto, no solo para los norteamericanos y mexicanos, sino para el mundo entero. Hablando de México, tendremos que enfrentar la expulsión de más de un millón y medio de indocumentados el primer año, quienes han vivido por años en suelo estadounidense, de los cuales cerca de 500 mil son venezolanos y otros más son de muchos países latinoamericanos. Nos tratarán de imponer aranceles de cerca de 25 por ciento y mucho más altos a cualquier automóvil que se fabrique aquí, si tiene componentes chinos. Y declarará a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo cual no está alejado de la real realidad. Las acciones que ordene el próximo presidente norteamericano pueden ser de orden financiero o incluso llegar a querer suspender el T-Mec, como ya lo sugirió en Canadá el primer ministro de Ontario, Doug Ford. Algunos piensan que Trump mandará drones con explosivos contra los cárteles o que enviará Marines a suelo mexicano, eso es improbable, pero lo demás, es muy posible. De cualquier manera, si Canadá y Estados Unidos sacaran a México del T-Mec, sería darse un tiro en el pie, algo así como el principio del fin, pero para todos. Lo que Trump pretende es presionar al máximo y manipular la relación. Ellos nos necesitan alineados en la “alianza de Norte América”, para hacerle frente a China. Sheinbaum debe estar consciente de dos cosas: Uno, no debe aceptar inversiones chinas de alto riesgo y negociar con ellos que en sus automóviles haya más partes de manufactura nacional, como todos los demás que se arman aquí, y dos, que, si no envía a gente experimentada a tratar de parar la embestida que es inminente, el tsunami naranja la arrasará poco a poco, pero totalmente. No tienen ni idea ella ni López, que ahora gobierna desde el Legislativo, de quiénes llegarán al gobierno estadounidense, hay niveles; López es un bravucón de barrio en comparación con el Trump de hoy que es un peso completo. Las diferencias entre los operadores de López: Monreal, Noroña y Adán Augusto, Lópillos, perversos y rupestres, y los de Sheinbaum: Ebrard y De la Fuente, soberbios y desinformados y desconectados, no están a la altura. Los de Trump: J D Vance, Vicepresidente; Elon Musk y Vivek Ramaswamy, en el Departamento de Eficiencia Gubernamental; Kristi Noem, Secretaria de Seguridad Nacional; John Ratcliffe, Director de Inteligencia Nacional; Pete Hegseth, presentador de Fox News, como Secretario de la Defensa, y Marco Rubio, Secretario de Estado. Algunos de estos nuevos funcionarios no se distinguen por su experiencia, pero todos lo hacen por su preparación y radicalismo que incluso a veces supera al mismo Trump. Por el propio bien de la señora Sheinbaum, debería poner sus pies en el suelo y prepararse par

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