CULTURA IMPAR: Crece la cultura de la mentira y los medios no atinan a destrozarla
José Manuel Rueda Smithers
Mentira. Si lo hacía de engaños, y nada más. Ya está. De otro modo,
también tú vas a ver cuánto va a dolerme el haber sido así. Mentira. Calla.
Ya está bien…
Poema Mentira, de César Vallejo
La política en el mundo vive su peor crisis de credibilidad, pareciera que de toda su historia. En Latinoamérica (obviamente México incluido) está en la etapa de arrebatar antes que ceder cualquier resultado. Y eso, solo es señal de debilidad en argumentos, propuestas e ideologías serias.
Basta ver que en nuestro país, las devaluadas corcholatas -en flagrante rompimiento de las leyes y la razón cívica- recorren el país buscando de facto, ser el candidato que compita para Morena por la presidencia de la República, sin detenerse siquiera a reconocer de manera mínima que eso no solo está mal, sino que son ejemplo claro de que la impunidad todo lo puede en estos momentos.
El clímax llega con la aceptación de que ninguno de los cinco competidores a “coordinar las filas morenistas en los próximos meses, perderá después de estos 60 días de “campaña supuestamente invisible”, ya que cada uno de ellos se siente el ungido por el dedo presidencial, y no dejará en el desamparo a los demás.
O sea, las corcholatas van a ganar, aunque pierdan. Quienes no sean el candidato saben que tienen un futuro asegurado. Una vez Ricardo Monreal dijo que el segundo y tercer lugar serán los líderes en la Cámara de Diputados y en el Senado, o podrán escoger formar parte del gabinete.
Lo otros “perdedores” tendrán seguro un lugar en las listas plurinominales de sus partidos. Nadie se queda sin ganancia, por eso se nota que algunas corcholatas saben que van por el quinto o el sexto lugar de la competencia, y aun así, no pierden.
Otro botón de muestra se da en el Senado de la República, pues al acercarse las elecciones de 2024, por sus pasillos ya se rumora que por lo menos será casi un 20 por ciento de los legisladores vigentes, quienes presenten solicitudes de licencia en las próximas semanas y meses para participar en alguno de los procesos electorales estatales.
Recordemos que estarán nueve gubernaturas estatales en disputa. Ante ello, ya hay senadores que esperan el disparo de salida para apuntarse. Son los casos del presidente de la Mesa Directiva, Alejandro Armenta, que sueña con la candidatura morenista a Puebla y del también morenista y presidente de la Junta de Coordinación Política, Eduardo Ramírez, en su aspiración por Chiapas.
Me robo ideas del columnista, Luis Sunderland, que en sus Migajas del Poder -el pasado viernes 23 de junio- explicó parte de la realidad actual en la política nacional: “Para nuestra mala fortuna, son muy pocos los que se pronuncian en contra del ilegal proceso de selección de las corcholatas del oficialismo que es una gran patraña”. Y es cierto, vivimos un denigrante “juego de simulación diseñado para que la gente se ocupe en algo y no vea lo que realmente está sucediendo, mientras los designados se pasean por los estados de la República, eso sí, sin convocar al voto, pues no se vayan a disgustar el INE y el TRIFE; también caminan sin atacarse entre sí, sin contrastar ideas porque a la señora Sheinbaum no le parece debatir con sus pares”.
Simulación y mentira, pues, sin engaño para nadie, incluidos los más de 90 millones de electores, que conste.
En este enredo tan increíble, pocos ven que la cultura de la mentira va ganando sin piedad alguna.
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