La nueva era del Poder Judicial: ¿estabilidad o incertidumbre económica?

Por: Julio de Jesús Ramos García
México se encuentra al inicio de una etapa decisiva: la llamada “nueva era del Poder Judicial”. Más allá de los discursos políticos, este reacomodo institucional tendrá un efecto profundo en la economía. No es exagerado afirmar que la certidumbre jurídica es la moneda más importante en los mercados. Sin reglas claras, los inversionistas nacionales y extranjeros piensan dos veces antes de arriesgar su capital.
Apreciables lectores por un lado, se argumenta que una reforma al Poder Judicial puede democratizar el acceso a la justicia, combatir la corrupción y acercar a los jueces al ciudadano común. Si esto se traduce en un sistema más eficiente y menos costoso, el país podría mejorar su competitividad. Un marco judicial confiable abre la puerta a mayor inversión en sectores estratégicos como la energía, las telecomunicaciones o las fintech.
Sin embargo, también hay riesgos. La percepción de que el nuevo modelo podría responder más a intereses políticos que a criterios técnicos genera nerviosismo. La independencia judicial es un factor que mide cualquier agencia de calificación financiera. Si el mercado interpreta que los fallos de jueces o magistrados se inclinan por conveniencia política y no por certeza legal, se abriría un terreno de volatilidad en el peso, en la bolsa mexicana y en la llegada de capital extranjero.
El impacto económico, entonces, dependerá de la implementación. Si esta “nueva era” se centra en reforzar la transparencia, México podría dar un salto de confianza internacional. Pero si deriva en la captura política de los tribunales, los costos serán inmediatos: fuga de capital, menor inversión y presión sobre el empleo.
Al final, la economía mexicana no solo se juega en los mercados ni en los tratados comerciales, también en los tribunales. La seguridad jurídica es la base de toda transacción y el verdadero reto del Poder Judicial será demostrar que puede modernizarse sin convertirse en un brazo más del poder político. Esa será la diferencia entre un ciclo de crecimiento o de incertidumbre prolongada.
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