La nueva legalidad

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos
Por Carlos Mota Galván
La curva de aprendizaje para los nuevos ministros de la Corte y los jueces que conforman al actual Poder Judicial mexicano será muy empinada, con caminos sinuosos y pronunciados, llenos de baches; con pilotos, que no saben manejar pero que el oficialismo les dotó de licencias que les acreditan como pilotos expertos, aun cuando a duras penas saben encender un vehículo.
La presidenta Sheinbaum ha venido afirmando que México cuenta hoy con el Poder Judicial más democrático de su historia, un poder que nace de la voluntad popular y que marca el inicio de una etapa en la que la impartición de justicia estará por encima de privilegios, los deseos son de agradecer, aunque la realidad nos sugiere todo lo opuesto.
En primer lugar, su conformación nunca puede asemejarse a lo democrático, nació de una imposición, donde las élites decidieron por medio de los acordeones quienes y como se repartirían el botín, la inmensa mayoría de la población les dio la espalda y decidió no participar al saberse de antemano que ya todo estaba decidido.
En segundo, respecto a que sus decisiones estarán por encima de privilegios, todos lo anhelamos, pero dicen que “la burra no era arisca, la hicieron los palos”, y los indicios marcan que ya se cocinan los tiempos de la venganza, del revanchismo, del toma todo que marca la perinola política nacional que se empeñó en practicar López Obrador y que es la directriz de la 4t.
Sheinbaum afirma orgullosa que el “Humanismo Mexicano” que promociona Morena, consolida la soberanía y las libertades; que en nuestro país no se reprime , no se usa la fuerza del Estado contra el pueblo, no existe la censura y que nunca nuestro futuro había sido tan esperanzador, y eso también está por verse. Son muchos los dictámenes que se están acumulando donde personas ligadas al poder se han visto favorecidas con fallos judiciales que incluso integrantes de su mismo partido han criticado, por la inclinación partidista que sostienen.
A esta andanada se agrega ahora la demanda de Pio López Obrador quien pese a las pruebas en su contra, ahora, exonerado por el sistema, contraataca y demanda por 400 millones de dólares a sus críticos, aún cuando su propio hermano, aceptó que ese dinero, registrado en video, eran donativos para apoyar el movimiento; falta por ver si estos nuevos jueces se rigen por la honradez y la justicia que pregonan o se suman a la onda expansiva de la venganza política que les llevó al poder.
Las dudas respecto a su actuar crecen luego de escuchar a su nuevo presidente quien declara que este Poder buscará ser un auténtico tribunal de justicia y no de derecho (¿) buscando que sus sentencias protejan al débil del fuerte (ellos decidirán quién cumple con cada categoría) en lugar de apegarse a la Constitución y sus leyes a las que supuestamente defienden. O al escuchar a la ministra Lenia Batres en su propuesta de que la ciudadanía se defienda sin abogados, utilizando formatos electrónicos, ello demuestra que las soluciones superficiales son el reflejo de lo que los nuevos encargados de la justicia en el país sugieren para cambiar a este órgano. Esperemos que esto no permee en el sector salud y al rato se les ocurra realizar cirugías sin cirujanos.
Por lo pronto, hasta ahora, está renovación es todo dudas y solo está envuelta en un manto de esoterismo con los rezos a Quetzalcóatl y su falta de legitimidad. Lily Téllez fue reconvenida hace unos días por el todavía presidente de la comisión permanente de la cámara alta, Noroña, por atreverse a decir “gracias a Dios”; estas violando al estado laico que somos, le dijo, pero hoy, ninguno de ese mismo grupo ha dicho nada por el copal quemado y los rezos a la serpiente emplumada, a quien le pidieron los ilumine en esta nueva etapa. Dice la presidenta: “vamos bien y vamos a ir mejor”, francamente, podremos creerle.
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