Aun cuando se ha señalado que se trató de un burdo documento para ocultar las deficiencias del gobierno, lo cierto es que sí realmente el panfleto fuera real, la BOA (Bloque Opositor Amplio)  tiene legitimidad.

En una democracia plena los partidos, las organizaciones y la sociedad en general tienen la facultad de agruparse como sea su voluntad para competir dentro de un sistema político-electoral.

Antes de entrar de lleno a los fundamentos jurídicos-políticos reflexionemos sobre el hecho de que los partidos políticos contemporáneos han dejado de cumplir funciones representativas significativas para legitimarse a partir de su rol como agencias de gobierno. Esto ha llevado a importantes transformaciones en sus formas organizativas, destacándose la creciente interpenetración entre partidos y estados, así como la concentración de recursos en los líderes que ocupan cargos electivos de carácter ejecutivo.

Dichas características alcanzan mayor intensidad en los partidos de gobierno de países en los que se ha producido el colapso o la dilución del valor de la etiqueta de los partidos tradicionales. En estos casos, el presidente tiende a controlar al partido de gobierno, mientras la estructura partidaria realmente existente se constituye sobre la base de las redes reclutadas por el líder electo para el ejercicio del gobierno. En ese marco, la subsistencia de organizaciones partidarias de existencia continua y extendida a todo el territorio del país se torna improbable sin el control de los recursos materiales y simbólicos que ofrece el control del aparato estatal.

Sí para algunos resulta escandaloso que las fuerzas opositoras al actual gobierno que encabeza MORENA decidieran formar una Coalición, Alianza,  Concertación o Bloque, basta recordar que en México los artículos 9 y 41, párrafo segundo, Base I de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, relacionados con lo señalado en los artículos 23, párrafo 1, inciso f); 85, párrafo 2, así como 87 de la Ley General de Partidos Políticos, establecen que constituye un derecho de las entidades de interés público formar coaliciones para postular candidatos en las Elecciones Federales.

El derecho de asociación encuentra sustento legal en los artículos 9o., párrafo primero y 35, fracción III, al establecerse que no se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito, además de que es derecho exclusivo de los ciudadanos mexicanos asociarse con el objeto de participar en la vida política del país.

Asimismo, la Ley General de Partidos Políticos en los artículos 23, párrafo 1, inciso f), relacionado con el 85, párrafo 2, establecen como derecho de los partidos políticos el formar coaliciones para las elecciones federales, con la finalidad de postular candidaturas de manera conjunta; siempre que cumplan con los requisitos señalados en la ley, las cuales deberán ser aprobadas por el órgano de dirección nacional que establezca el Estatuto de cada uno de los partidos integrantes de la misma.

El artículo 87, párrafos 1 y 8, acota el derecho a formar coaliciones únicamente a los Partidos Políticos, a fin de participar en las elecciones de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, así como de senadores y de diputados por el principio de mayoría relativa. Por otra parte, el artículo 21 del mismo ordenamiento indica que las agrupaciones políticas nacionales sólo podrán participar en Procesos Electorales Federales mediante Acuerdos de participación con un partido político o coalición.

El artículo 87, párrafo 7 señala que las entidades de interés público que se coaliguen para participar, en las elecciones ya mencionadas, deberán celebrar y registrar el respectivo convenio, en términos de lo dispuesto en el capítulo II del Título Noveno de la mencionada Ley.

El artículo 88 establece las modalidades en que se podrán celebrar convenios de coalición para las elecciones de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, senadores y diputados por el principio de mayoría relativa, al tenor siguiente:

«Artículo 88.

Se entiende como coalición total, aquélla en la que los partidos políticos coaligados postulan en un mismo proceso federal o local, a la totalidad de sus candidatos a puestos de elección popular bajo una misma Plataforma Electoral.

Coalición parcial es aquélla en la que los partidos políticos coaligados postulan en un mismo proceso federal o local, al menos al cincuenta por ciento de sus candidatos a puestos de elección popular bajo una misma Plataforma Electoral.

Se entiende como coalición flexible, aquélla en la que los partidos políticos coaligados postulan en un mismo Proceso Electoral Federal o local, al menos a un veinticinco por ciento de candidatos a puestos de elección popular bajo una misma Plataforma Electoral.»

 

Ejemplo de bloques o concertación de partidos para acabar con regímenes legales hay muchos en el mundo, en Latinoamérica podemos señalar algunos:

En Chile durante los finales del 60 se formó la Unidad Popular, Coalición política y electoral de partidos, movimientos y agrupaciones sociales de centro e izquierda. Se originó el 9 de octubre de 1969, cuando el Partido Socialista de Chile y el Partido Comunista de Chile elaboraron un documento público en el cual se invitó a todos los movimientos que estuviesen próximos ideológicamente, a incorporarse a un nuevo bloque político de izquierda.

En diciembre del mismo año se conformó la Unidad Popular (UP), quedando integrada por el Partido Socialista, el Partido Comunista, el Movimiento de Acción Popular Unitario (MAPU), la Acción Popular Independiente (API) liderada por Rafael Tarad y el Partido Social Demócrata (PSD) liderado Esteban Leyton. En 1971 se incorporaron la Izquierda Cristiana y el Partido Izquierda Radical.

La Unidad Popular presentó la candidatura presidencial del senador socialista Salvador Allende Gossens, quien resultó electo el 4 de septiembre de 1970, siendo luego ratificado por el Congreso Pleno. Asumió el gobierno con la firme convicción de llevar a la práctica los postulados de la Unidad Popular e instaurar el país la “Vía Chilena al Socialismo”.

Años más tarde en el país andino se dio vida a la Concertación de Partidos por la Democracia —conocida también como Concertación— fue una coalición de partidos políticos de izquierda, centroizquierda y centro, que gobernó Chile desde el 11 de marzo de 1990 hasta el 11 de marzo de 2010, siendo hasta 2013 el principal referente opositor al gobierno de centroderecha de Sebastián Piñera. Posteriormente sus partidos se unieron con otras fuerzas de centroizquierda e izquierda para formar la Nueva Mayoría, que desde el 11 de marzo de 2014 y hasta la misma fecha de 2018 fue la coalición oficialista.

Creada el 2 de febrero de 1988 como Concertación de Partidos por el NO, aglutinó a los principales sectores de la oposición a la dictadura militar de Augusto Pinochet, a quien derrotó en el plebiscito nacional del 5 de octubre de 1988. Ya en el gobierno, logró triunfar en todas las elecciones desde 1989 hasta la municipal de 2008, cuando la oposición obtuvo un mayor número de votos en la elección de alcaldes. En la elección de 2009-2010, perdió la presidencia de la República, dando paso al gobierno de la Coalición por el Cambio encabezado por Sebastián Piñera, elegido presidente de Chile para el período 2010-2014.

Estaba integrada por los partidos Demócrata Cristiano (DC), Por la Democracia (PPD), Radical Socialdemócrata (PRSD) y Socialista (PS). A estos, se sumaban originalmente el MAPU Obrero Campesino, el Partido Liberal y otros movimientos civiles de los años 1980, hoy todos desaparecidos o fusionados en otros partidos. Actualmente sus partidos forman parte del conglomerado denominado Nueva Mayoría, que incluye al Partido Comunista y el Movimiento Amplio Social, entre otros.

Otro ejemplo lo encontramos en Argentina, “Cambiemos” fue una coalición política nacional inscrita en 2015 para competir en las elecciones nacionales que se realizaron ese año, a partir del acuerdo establecido entre la Coalición Cívica ARI, Propuesta Republicana, la Unión Cívica Radical y otras fuerzas políticas. Llevó como candidato presidencial a Mauricio Macri, quien ganó las elecciones y asumió como presidente de la Nación el 10 de diciembre de 2015.

En 2019 los partidos integrantes de Cambiemos, inscribieron una nueva coalición electoral, denominada Juntos por el Cambio, incluyendo en la misma a un sector del peronismo, representado por el jefe de la bancada justicialista en el Senado, Miguel Ángel Pichetto, quien fue presentado por la alianza como candidato a vicepresidente de la Nación, acompañando a Mauricio Macri como candidato a presidente.

México tampoco ha sido ajeno a esa composición de bloques opositores al régimen constitucional. Bajo el objetivo de poner fin a seis décadas de gobiernos priistas, en 1988 fue creado el  Frente Democrático Nacional,  coalición de fuerzas políticas mexicanas con el fin de disputar las elecciones presidenciales de ese año. Era resultado de una aglutinación de pequeñas fuerzas políticas de centro-izquierda y de izquierda con una corriente disidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Su candidato fue Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

El Frente Democrático lo conformaron el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, el Partido Social Demócrata, el Partido Popular Socialista. De igual modo se sumaron el Partido Mexicano Socialista, la Coalición de Izquierda, y el Movimiento de Acción Popular. Asimismo, se consiguió la alianza con organizaciones sociales, como la Coalición Obrera, Campesina, Estudiantil del Istmo (COCEI), la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), la Asamblea de Barrios de la Ciudad de México, la Unión de Colonias Populares, la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata y la Central Campesina Cardenista.

Ejemplos de otros países de Latinoamérica y Europa los hay, pero no podemos extendernos más.

¡A pero que poca memoria tenemos! El actual Presidente de la República también alcanzó la Primera Magistratura mediante la Coalición de partidos. El  13 de diciembre de 2017 se oficializó la coalición entre Morena, el PT y el PES bajo el nombre “Juntos Haremos Historia”, y tras la firma del convenio se designó a Andrés Manuel López Obrador como precandidato de las tres fuerzas políticas.

Entonces por qué temerle a un BOA, quizás mañana aparezca un TOCA, y de igual manera será legitimo dentro de los parámetros jurídicos ya señalados…

 

Facebook Comments

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: