“No confíes en las palabras de aquellos que no conozcas, confía sólo en sus actos”

Refrán popular

Carlos Mota Galván.

Hoy, 18 de enero culmina oficialmente el periodo decretado para precampañas en el país y todos los contendientes velan sus armas para a partir del primero de marzo y hasta el 29 de mayo próximo, blandir sus argumentos ante la opinión pública para ganar sus preferencias electorales. En la práctica, de sobra sabemos que la contienda ha empezado desde mucho antes, azuzada por el propio presidente de la república, quien está dispuesto a todo con tal de ganar la batalla que promete será de una intensidad nunca vista en el país en tiempos post-revolucionarios. “Es fácil descender al infierno, y aquellos que comienzan a rendirle culto al poder pronto lo harán a la maldad”, escribía C. S. Lewis en su obra: “La alegoría del amor”. López Obrador, quien viene actuando más como jefe de campaña de Morena que como jefe del Ejecutivo Federal, actúa en dicha tesitura al anteponer sus deseos antes que al deber, dictando incluso, en muchos casos, la estrategía a operar para conquistar la encomienda electoral anhelada. Esta actitud y el saber que aquí todo se vale para ellos, ha despertado el “ingenio” de sus seguidores (más leales que aptos para los cargos encomendados, como el mismo AMLO lo ha manifestado), y a uno de ellos, Clara Brugada, candidata morenista al gobierno de la capital del país, se le ocurrió la flamante idea de tramitarle, así sea en una “universiad patito”, el título de licenciado en Derecho a Ulises Lara para que pudiera asumir el cargo de fiscal general interino de la ciudad de México. Ni en la Plaza de Santo Domingo, donde se ofertan documentos falsificados con toda impunidad, pudieron hacerlo tan rápido; de un día para otro el citado personaje ostenta el nuevo título y hasta con cédula profesional de por medio, extendida por la propia SEP, ¡qué caray! Ante un acto de esta naturaleza nos muestra que la sinrazón ha permeado en el ánimo de aquellos que se han casado con el poder y no aceptan de ninguna manera, ni que se les cuestione, ni mucho menos que se les arrebate aquello que ven como botín. Si una candidata a obtener el mandato en la capital del país es capaz de realizar una acción como la descrita, qué podemos esperar que no pongan en práctica para ganar la posición política más importante de la Nación, la presidencia de la república. Por lo pronto, su candidata a tal cargo, Claudia Sheinbaum, ha mostrado importantes límites en su desempeño para la conquista del galardón. Hace unos días pretendió cuestionar a su opositora tratando de involucrarla con Genaro García Luna y el tapabocas que recibió le hizo recular dramáticamente. A tal grado han llegado sus desatinos e incapacidad para que su campaña prenda que no solo le han prohibido entre a un duelo verbal con su opositora sino que ahora son los incondicionales de la 4t quienes salen al paso para defender lo indefendible. Xóchitl Gálvez a partir del discurso que emitió en su cierre de precampaña parece empezar a recobrar la confianza y a perfilar su estrategia de contrastes y ataques a su contrincante y al presidente mismo, acusando a una de títere y al otro de extralimitar sus funciones al actuar como porrista, entrenador y pretender ser el árbitro en el encuentro. Está visto que los partidos que apoyan a Xóchitl no son el factor definitorio que le dará el triunfo, apoyan, pero no es suficiente; el éxito lo constituye su personalidad y la participación de las organizaciones civiles que la promueven, juntos es como pueden darse los resultados esperados. Siguiendo con el autor mencionado al principio, C.S. Lewis en otra de sus obras “cartas del diablo a su sobrino” menciona que Escrutopo, un diablo mayor, aconseja a sus seguidores respecto a cómo infligir un daño mayor a las personas: “Es mejor combinar el odio con el miedo… Para hacer una herida profunda en su caridad, primero debes vencer su valor”, el dejarnos sucumbir a tal consejo, está en nosotros mismos.

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